Hoy la soja es el cultivo de mayor importancia a nivel mundial, y sus derivados son la principal fuente de ingresos para la Argentina.

Cuando se inició su siembra, a fines de la década del ’60, se cosechaban 10 mil toneladas: hoy suman más de 38 millones. Sólo en los últimos 10 años su producción aumentó en 270%.

Por eso a simple vista parece razonable cuando nos dicen que la soja trae más desarrollo, trabajo y más riqueza.

Pero:

¿Qué tipo de desarrollo busca este modelo de producción?

La riqueza y el trabajo, ¿para quiénes son?

¿Qué consecuencias tiene para nuestro medio ambiente y nuestra salud?

¿Cuál es el costo que pagamos la gran mayoría de los argentinos con la sojización?

¡NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO!

No es un problema del Campo: Nos afecta a Todos

- La frontera agrícola se expande, empujada por los intereses de las empresas, y prácticamente sin controles del Estado. Cientos de miles de familias rurales hoy pueblan las villas miserias. El llamado conurbano bonaerense ya tiene 16 millones de habitantes, entre los cuales crece la pobreza, el desempleo y la dependencia de los subsidios sociales.

- Nuestra soberanía alimentaria está en peligro: casi el 90 % de la tierra en nuestro país está dedicada al monocultivo de exportación, y no a satisfacer nuestras necesidades alimentarias. Fueron desplazados la lechería, el cultivo de maíz, trigo, lenteja, montes frutales y otros alimentos consumidos por los argentinos. Estamos perdiendo la capacidad de asegurar nuestra alimentación y de decidir qué alimentos queremos consumir, qué producir, dónde vender. Así, nos convertimos en “un pueblo esclavo, dependiente”.