Hoy la soja es el cultivo de mayor importancia a nivel mundial, y sus derivados son la principal fuente de ingresos para la Argentina.

Cuando se inició su siembra, a fines de la década del ’60, se cosechaban 10 mil toneladas: hoy suman más de 38 millones. Sólo en los últimos 10 años su producción aumentó en 270%.

Por eso a simple vista parece razonable cuando nos dicen que la soja trae más desarrollo, trabajo y más riqueza.

Pero:

¿Qué tipo de desarrollo busca este modelo de producción?

La riqueza y el trabajo, ¿para quiénes son?

¿Qué consecuencias tiene para nuestro medio ambiente y nuestra salud?

¿Cuál es el costo que pagamos la gran mayoría de los argentinos con la sojización?

¡NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO!

Un Campo sin Campesinos

- Casi el 40% de poblados rurales están en riesgo de desaparecer. En estas poblaciones viven cerca de 300 mil habitantes. Hay más de 120 pueblitos o parajes que prácticamente no han crecido en los últimos 10 años, y 90 de ellos ya no figuran en los últimos censos. La razón: la actividad económica que les dio vida ya no existe.

- En 10 años desaparecieron 160 mil pequeños emprendimientos agropecuarios. Campesinos y pueblos originarios son obligados a desalojar sus campos, en esta carrera por acumular más y más tierras para el monocultivo. En Santiago del Estero, Formosa y el norte de Santa Fe hay denuncias de secuestro, tortura y hasta muerte de campesinos por esta causa.