Hoy la soja es el cultivo de mayor importancia a nivel mundial, y sus derivados son la principal fuente de ingresos para la Argentina.

Cuando se inició su siembra, a fines de la década del ’60, se cosechaban 10 mil toneladas: hoy suman más de 38 millones. Sólo en los últimos 10 años su producción aumentó en 270%.

Por eso a simple vista parece razonable cuando nos dicen que la soja trae más desarrollo, trabajo y más riqueza.

Pero:

¿Qué tipo de desarrollo busca este modelo de producción?

La riqueza y el trabajo, ¿para quiénes son?

¿Qué consecuencias tiene para nuestro medio ambiente y nuestra salud?

¿Cuál es el costo que pagamos la gran mayoría de los argentinos con la sojización?

¡NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO!

Biocombustibles, el patio trasero del primer mundo

- Mientras los europeos mantendrán su estilo de vida basado en la cultura del automóvil, los países del sur tendremos cada vez menos tierra para sembrar alimentos. Por lo mismo perderemos nuestra soberanía alimentaria y tendremos que basar nuestra alimentación en comida importada… posiblemente de Europa.

- El vertiginoso aumento de la producción de biocombustibles elevará los precios de cereales y oleaginosas como el maíz, trigo, girasol y colza, hasta en un 76% para el año 2020. Por su precio, muchas personas no podrán conseguir estos productos. En el mundo, cada vez que el precio real de los alimentos sube un 1%, se pone en riesgo la soberanía alimentaria de 16 millones de personas.

- Dicen que el biodiésel contribuirá a disminuir los gases que contaminan nuestro ambiente. Lo cierto es que cada litro de biodiésel que se produce utiliza en su proceso casi dos veces esta cantidad en gasoil y fertilizantes de alto contenido tóxico.